jueves, 2 de mayo de 2013

Reikiavik


De izq. a dcha.: Javi (voces), Miguel (guitarra), Raúl (guitarra), Ernesto (batería)  e Isma (bajo)


Reikiavik es un grupo de Madrid que, como aquel quien dice, "están empezando". Afirmación que comparto en cierta medida, no del todo, pero de eso ya hablaré más tarde. Por otro lado, no soy de poner etiquetas, pero si tuviera que describrir su música, diría que se acercan más al rock que al pop, aunque constantemente están probando y lo mismo te saltan con una canción romanticona que con una electrónica y oscura.

Pero empecemos por el principio. Conocí a Reikiavik hace dos años, en el 2011, por uno de esos anuncios que salen en la parte derecha del Facebook. "Influencias de Oasis... Indie brit rock...", o algo así decía. "Y yo que me lo creo", pensé para mí misma. Oasis nunca han sido santo de mi devoción, no tengo ninguno de sus discos y podría decirse que ni siquiera he escuchado todas sus canciones, pero las pocas canciones que me gustan de ellos, no me gustan, me encantan. Además, los considero una parte importante de la historia musical de los noventa pues desde mi punto de vista hay un antes y un después de ellos. Y por eso mismo, y por la curiosidad y el hambre de música nueva, me metí en su página y escuché las pocas canciones que mostraba. Reconozco que tengo (o tenía hasta hace unos años, poco antes de conocer a Reikiavik) ciertos prejuicios contra la música cantada en castellano, pero cuando todo lo que escuchas en ese idioma es una bazofia, se tiende a generalizar. Por suerte para mí, les di una oportunidad y me decidí a escucharlos. Lo que en aquel momento se me estaba pasando por la cabeza era "¿cómo pueden osar compararse a Oasis? Y encima, a saber por esos títulos, cantan en español". La cosa no pintaba bien.


Las canciones que mostraban eran la primera demo. Creo recordar que la primera que escuché fue Cristal, una canción con ritmo constante y letra extraña. Seré sincera, en ese momento no me gustó nada de nada. Luego estaban Satélites, canción con la que es fácil identificarse, Partículas De Mí que ya me convenció un poco más en la parte del estribillo que cambia el ritmo, y Luna, que llamó mi atención por la historia que la letra contaba, y frases como "el final de tu vida no está escrito en ningún guión" o la imagen de "Luna no ríe, Luna ya no baila y queda una melodía ahora desgastada" encendieron una chispa de creatividad en mi mente, dándome múltiples ideas para posibles relatos y algunos montajes de vídeos. "Ché, pues no suenan mal, me molan...".

Pero entre esas primeras canciones, la que me enganchó y me dejó con ojos y boca bien abiertos fue Primavera Del 90. De una primera oída ya me cautivó completamente, en gran parte por ese toque nostálgico mezclado con la energía de las guitarras. Y luego, lo que me gusta de mis canciones favoritas, el rasgo común entre ellas, el subidón del final, de esos que notas cómo va subiendo y en el último estribillo el cantante aumenta el volumen de su voz para ponerle más empeño y pasión. Han pasado ya dos años y, a pesar de todo, es una canción que me anima, me ayuda a reiniciar y a coger fuerzas para seguir adelante.



Al poco de aficionarme a a su música, supe que ese verano darían un concierto en un local, y entre lo barato de la entrada, que regalaban CD's y las ganas de comprobar cómo sonaban en directo, allí nos plantamos mi partenaire y yo. El lugar era un pub normal, me recordaba mucho a los de El Barrio, en Alicante: pequeño, más parecido a un piso de protección oficial que a un pub, con poca luz y la música sonando bastante alta. Cogimos nuestra consumición incluida en la entrada y nos colocamos a la derecha del escenario (extrañas costumbres/manías que tengo sin darme cuenta). Ahora mismo no recuerdo si alguien más tocó aquella noche, ni qué canciones tocaron y cuáles no (soy malísima para recordar los setlists), sólo me acuerdo de que empezaron con Cristal. Sí que recuerdo que quedé impresionada, y mucho, primero por la diferencia de cómo sonaban las canciones en directo, muchísimo mejor, con mayor fuerza, y en concreto Cristal en vivo para mí no tenía nada que ver con la demo. Y en segundo lugar, en plan anécdota, porque cuando empiezas a escuchar a una banda, te "inventas" el aspecto que tendrán, y mi intuición acertó en todos menos en uno, en el cantante, que no me imaginaba para nada que tuviera ese aspecto o estilo entre grunge y rockero de los 80. Después del concierto se dedicaron a repartir CD's de la demo, que hoy guardo como oro en paño ya que es el único donde está Primavera del 90.

Después de aquel día empecé a prestarles atención por el Facebook, comprobando que no sólo eran apariencia y cuatro canciones sin más, sino que no paraban quietos un segundo: cuando no estaban organizando el próximo evento, promocionaban sus canciones, componían nuevas... Y así fue como fui a más conciertos, escuchando bandas nuevas para mí, conociendo no sólo de oídas más sitios de la noche madrileña, y ante todo corroborando que lo de aquella noche de junio no era casualidad y que Reikiavik no sólo mejoraban muchísimo en directo, sino también en el tiempo, comprobando que cada vez tenían mejores cosas que ofrecer y que cada vez sonaban mejor.

De hecho, después de esa primera demo, en el 2012 sacaron el EP Instantes (como siempre, gratuito y hecho por ellos mismos), donde yo me quedo con Habitación de Juegos, una canción de las lentas pero con ritmo, y por supuesto, el temazo que para mí les puede dar ese pequeño empujón para hacerse notar, porque no he oído nada igual. Salto Mortal. Guitarras por doquier, una de ellas con el ritmillo que se te mete dentro de la cabeza, contagioso a más no poder, al igual que la letra, sencilla, directa, un estribillo fácil de recordar. Son de esas canciones con las que es imposible no moverse. Y en busca de opiniones más objetivas, he ido pasando la canción a gente que no les conoce de nada, y a todo el mundo le ha gustado. De hecho, una conversación que empezó con "¿de quién son todos esos conciertos a los que vas?" pasó por un "me recuerdan a The Smiths." o "¿Qué guitarras usan?" y acabó en un comentario que nunca olvidaré, más que nada porque no me lo esperaba: "Están bien, la suerte/desgracia es que les hace falta un Alan Parsons que les dé un toquecito comercial a sus canciones. Pero la frescura que tienen es muy buena". Yo ahí lo dejo, por mi parte puedo decir que no he escuchado mucho a Alan Parsons, y que las comparaciones son odiosas, pero a veces inevitables.

Pero parece ser que la suerte de momento les roza pero no les toca. Pero ellos siguen trabajando, grabando nuevos temas, participando en concursos... Currándoselo como no se lo he visto currar a otros que están en el estrellato. Y además, prueban con estilos nuevos. Ahora por ejemplo se han puesto algo más sentimentales y tienen temas como "Aquellas Calles" o "Acróbata" de los que te hacen suspirar. Eso sí, experimentar pero sin perder esos rasgos que tanto les caracterizan. Y para seguir subiendo, se han decidido a lanzar su primer LP, pero esta vez necesitan financiación externa así que han hecho un crowdfunding que están a punto de conseguir.



Como decía al principio, Reikiavik para mí no acaban de empezar, llevan casi tres años como banda, más todos los años anteriores en los que pertenecieron a otros grupos, y la experiencia es un grado como se suele decir. Puede ser una opinión cargada de subjetividad, y no me canso de decirlo, pero yo pienso que estos chicos prometen, y creo firmemente que en algún momento, ojalá que pronto, se les reconozca sus ganas y su trabajo. La verdad es que en estos dos años se han convertido en una de mis bandas favoritas, y al igual que mis otros cantantes favoritos, me da rabia pensar en que un material de tal calidad se quede en el tintero. Tan sólo hace falta "un punto de suerte", como dice el propio Javi.


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